martes 07 de mayo de 2024    | Nubes dispersas 2.9ºc | Bariloche, Rio Negro

Tecnología y Ciencia

Con la reciente exportación a Nigeria, INVAP se confirma como proveedor mundial de radares

viernes 23 de junio de 2023
Con la reciente exportación a Nigeria, INVAP se confirma como proveedor mundial de radares

El 4 de abril pasado varios medios argentinos dieron cuenta de que partía a Nigeria el primero de los dos radares vendidos por INVAP al Ministerio Federal de Aviación del más poblado de los países africanos. Para el negocio, la ya célebre empresa de tecnología propiedad del gobierno de la Provincia de Rio Negro, con asiento en Bariloche, se asoció a Jampur, una compañía de Emiratos Árabes Unidos (EAU) que le provee a Nigeria equipamiento para sus aeropuertos.

Los dos radares vendidos a Nigeria constituyen la primera exportación de estos sistemas, luego de dos décadas de desarrollo y de haber radarizado la Argentina casi en su totalidad. La exportación, en el camino del desarrollo de nuevas tecnologías, especialmente cuando se hace desde un país periférico, es un momento crucial que denota la madurez, tanto técnica como económica, del producto en cuestión. En el sector nuclear, INVAP viene recorriendo este sendero desde fines de la década de 1980, y ahora lo inicia con el de los radares.

El desarrollo y producción de radares con tecnología propia ya había posicionado a la Argentina entre un selecto grupo de menos de dos decenas de naciones que tienen esta capacidad en el planeta. Ahora, sumando la exportación de estos equipos, el país comienza a emerger como un actor internacional de relevancia en un sector tecnológico estratégico, tanto por sus aplicaciones civiles, como por las militares.

El camino hasta acá

En “Los Ingenieros de la Victoria”, la más reciente obra del afamado historiador británico Paul Kennedy, este especialista en historia militar analiza los aportes de la tecnología y la ingeniería que fueron cruciales para que los aliados derrotaran a las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial. El radar sobresale como uno de los instrumentos fundamentales a los que Kennedy atribuye un rol crucial en la estratégica batalla que libraron Inglaterra y Estados Unidos de América contra Alemania por la prevalencia en el Mar del Norte primero, y luego en los bombardeos sobre las principales ciudades de uno y otro bando.

Aunque el concepto de los radares era conocido desde la década de 1930, la efectividad y miniaturización necesaria para transformarlo en un instrumento adecuado para ser embarcado en aviones y barcos no se logró hasta 1940, cuando los científicos de la Universidad de Birmingham (Inglaterra), John Randall y Harry Boot, consiguieron construir un magnetrón, artefacto que transforma la energía eléctrica en electromagnética en forma de microondas. A fines de ese mismo año el avance de los británicos fue llevado a los Laboratorios Bell y al Laboratorio de Radiación del Instituto Tecnológico de Massachusetts, ambos en estadounidenses, en donde rápidamente evolucionó en un artefacto operativo de reducidas dimensiones, dándoles a los Aliados una ventaja táctica fundamental contra los submarinos y aviones alemanes.

La historia de los radares en la Argentina es mucho más reciente y no está vinculada a la guerra, sino a las necesidades de la paz y al coraje con sentido nacional en la política.

La Argentina tenía casi dos décadas de intentos de radarización de su espacio aéreo buscando adquirir material extranjero, cuando, luego de dos escandalosas y frustradas licitaciones internacionales durante los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa, Néstor Kirchner decidió crear, en octubre de 2004, mediante el Decreto PEN N° 1407/2004, el Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial (SINVICA) que incluía, entre sus previsiones, un cambio drástico de enfoque en el tema. A partir de ese momento, las necesidades de radares del país se proveerían con productos nacionales y para ello era preciso transitar el ciclo completo del desarrollo de la tecnología necesaria. La empresa elegida para esa epopeya fue INVAP.

La compañía estatal rionegrina había estado trabajando desde 2003 en radares y, en enero de ese año, había firmado un contrato con la Fuerza Aérea Argentina (FAA) para el estudio de prefactibilidad para el desarrollo de radares secundarios, los que serían luego denominados RSMA (Radar Secundario Monopulso Argentino).

“Son 20 años de evolución que tenemos de la tecnología de radar. Muy rápido. Desde las misiones SAOCOM hasta resolver las cuestiones de la vigilancia y control aeroespacial”, le manifestó a TSS, Darío Giussi, gerente de Defensa, Seguridad y Gobierno de INVAP, mientras reflexionaba acerca del hecho de que ahora la empresa entra al mercado internacional a competir contra gigantes tecnológicos de los países desarrollados que llevan, en algunos casos, hasta 80 años haciendo radares apalancados por los presupuestos y el poder de lobby de las principales potencias mundiales. Hablamos de Raytheon (Estados Unidos), Thales (Francia), BaeSystems (Inglaterra), Leonardo (Italia), Indra (España) y Vega (Rusia), a los que se han sumado en los últimos años las compañías chinas, como CETC.

Un ciclo virtuoso que se repite

La provisión de los radares a Nigeria comenzó con un contrato firmado en 2021 que contemplaba dos unidades, la primera de las cuales fue la enviada en abril. El país africano atraviesa por duras circunstancias internas, con grupos terroristas fundamentalistas islámicos como Boko Haram operando, principalmente, en el norte. Si bien los radares provistos por INVAP son tridimensionales de uso civil, destinados al control del tránsito aéreo comercial, también tienen utilidad en el terreno de la defensa y la seguridad.

“Hay un ciclo de adquisición de tecnologías de fuentes no tradicionales de muchos países de África, como Nigeria, Camerún, Mauritania, y también de otros, como Argelia”, explicó Giussi. En este último país, por ejemplo, INVAP está actualizando las instalaciones nucleares que le proveyó a ese país en 1989. “África es un continente que está buscando tecnologías complejas en distintos ámbitos, de fuentes no tradicionales y que le permitan tener un esquema de mayor independencia y con costos menores en los ciclos de vida”, agregó el gerente de INVAP.

El comienzo de las exportaciones de radares vía África remite a una experiencia ya vivida por la Argentina, y específicamente por INVAP, más de cuatro décadas atrás.

El sector nuclear argentino es, sin lugar a dudas, el exponente más exitoso del esfuerzo industrializador que se inició con los dos primeros gobiernos peronistas de mediados de siglo. No sólo consiguió hitos tecnológicos mayúsculos fronteras adentro sino que devino en actor exportador de primer orden. La primer venta al exterior se realizó en 1988 a Perú, con el reactor de investigación, docencia y producción de radioisótopos RP-10, en base a un contrato firmado en 1978. En esta operación la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) trabajó junto a la entonces joven INVAP, que había sido creada en 1976. Luego le seguiría un contrato de 1985 con Argelia, que se concretaría en 1989 con la entrega de las instalaciones del NUR, otro reactor de investigación, docencia y producción de radiosiótopos diseñado y fabricado por INVAP. En 1998 le tocó el turno al reactor ETRR2 concebido y construido para Egipto.

La reputación de calidad, cumplimiento de plazos, adaptación a las necesidades del cliente y transparencia catapultarían a INVAP al mercado nuclear de los países desarrollados. Entre 2002 y 2006 se firmó y ejecutó el contrato del OPAL, un reactor de investigación y producción de radioisótopos para Australia, y en la década siguiente la adjudicación del diseño y construcción del Pallas para los Países Bajos (Holanda), reactor que actualmente está en desarrollo y que cuando entre en operación producirá cerca del 80% del total de los radioisótopos medicinales e industriales que consume Europa cada año.

En la dinámica de penetración de INVAP en el mercado nuclear internacional, un sector sumamente competitivo, con enormes restricciones de entrada y alta competitividad, se observa que primero se realizaron ventas a países periféricos, ávidos de nuevas tecnologías pero con recursos económicos limitados y la necesidad de incrementar su autonomía frente a los proveedores más grandes, provenientes de las principales potencias. Con esos contratos se mejoraron las tecnologías que manejaba la empresa, se adquirieron nuevas capacidades de gestión, se perfeccionaron las existentes y se forjó una reputación de alcance mundial.

Todo ello, amalgamado, haría de INVAP un actor relevante para los países centrales, lo que con le permitiría ingresar a sus mercados. Una clara lección de cómo desarrollar estrategias de internacionalización de sectores intensivos en tecnología desde países periféricos como la Argentina.

En el caso de los radares, aquel derrotero exportador parece repetirse. Luego de desarrollar la tecnología y las capacidades productivas en el mercado interno, algo muy propio de este tipo de actividades conocimiento intensivas, la proyección internacional se realiza a partir de países más cercanos a la Argentina en cuanto a sudesarrollo relativo, para después avanzar hacia los más avanzados.

Las ventas a unos, atraen a otros. “Poder acceder al mercado nigeriano, de manos de nuestro socio [Jamper], es una muy buena referencia para los países vecinos. De hecho, recientemente hemos recibido una visita de Camerún”, explicó Giussi. El socio de INVAP en el contrato con Nigeria, Jampur, es una empresa de origen árabe que, sin bien se encuentra en uno de los países más ricos del mundo, carece de trayectoria como exportador de tecnología y también busca hacerse un lugar en ese mercado.

El éxito exportador de INVAP no es sólo el fruto de una empresa. “Acá hay un trabajo de INVAP, por supuesto, como exportadora, pero también de la Cancillería Argentina, de las embajadas, de nuestra red de proveedores, la Fuerza Aérea Argentina que a través de LADE fue la responsable del traslado del radar, entre otros”, destacó Giussi. (Agendar)

 

Temas de esta nota
Más noticias
Últimas noticias