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Las insólitas mudanzas del Splif hasta concretar la sede propia

lunes 23 de enero de 2017
Las insólitas mudanzas del Splif hasta concretar la sede propia

Las vueltas y mudanzas que dio la representación de Bariloche del Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales (Splif) en su historia son insólitas, pese a lo que el organismo fue consolidándose hasta concretar el sueño de la sede propia, un complejo en el que invirtieron USD 5,2 millones y fue inaugurada el lunes pasado por el gobernador Alberto Weretilneck y el ministro de Ambiente de la Nación, Sergio Bergman.

Roberto Molina, uno de los fundadores y primer director del Splif en la ciudad, estuvo presente en el acto junto a Mariano Lynch, su compañero en la aventura emprendedora y pionera de luchar contra los incendios forestales, y repasó con Económicas Bariloche la historia de incertidumbres y tropiezos de la entidad.

La primera sede del Splif en la ciudad, en 1988, fue en el residencial Las Amapolas, de Juan Manuel de Rosas y España.

[caption id="attachment_11605" align="alignleft" width="300"]Aquí empezó la historia del Splif.  Aquí empezó la historia del Splif.[/caption]

Allí duraron poco tiempo e hicieron la primera mudanza de su historia, a unas oficinas de la avenida San Martín, a donde duraron todavía menos, apenas unos meses fuera de la temporada de incendios.

En esa época el cuerpo era más voluntario que otra cosa y fue creado dentro de la policía provincial, aunque sin categorías ni escalafón salarial, con recursos casi inexistentes y poca capacitación.

Sin embargo de ese origen y con los valientes creadores y primeros brigadistas, nació el organismo que gracias a ese empuje y visión se transformó en un modelo nacional e internacional de trabajo con incendios forestales.

Después se fueron a Namuncurá al 400, donde en forma improvisada –como hacían todos los primeros pasos- les prestaron un pequeño lote, cerraron una calle que salía por  Esandi y ellos mismos se construyeron su primer cuartel.

[caption id="attachment_11606" align="alignright" width="300"]Namuncurá 400, el primer cuartel.  Namuncurá 400, el primer cuartel.[/caption]

En rigor, se trató de una casilla muy rudimentaria, a la que le hicieron una platea de cemento y la levantaron con madera que les donó el delegado de Bosques, Germán Fritz (otro pionero del trabajo estatal en la protección de los recursos naturales).

El ex gobernador Horacio Massaccesi había dispuesto la primera regulación de la entidad creando el Departamento de Bomberos de la Policía, que funcionaba en base a un convenio con la Secretaría de Recursos Naturales de la provincia.

Si bien no eran ni de un organismo ni del otro, más bien bichos raros que nadie sabía dónde ubicar, se convirtieron así en una agrupación más definida y preparada para su cometido, que temporada a temporada mejoraba su accionar y comenzaba a convertirse en orgullo regional.

Consiguieron los primeros móviles y equipamiento: los primeros vehículos legendarios fueron un camión canadiense modelo 1957 y una Ford F100 gris, con capó amarillo. Y se conformaron con brigadistas de varias reparticiones estatales y hasta policías.

Con los incendios del cerro Catedral y el Valle del Challhuaco en 1996 y 1997, la provincia promulgó la primera ley del Splif, pero nunca fue la normativa que esperaban para estabilizarse como un cuerpo estable de brigadistas, con equipamiento acorde, lo que recién ocurrió casi 20 años después, impulsado por la gestión del gobernador Weretilneck.

En 2001, cuando vieron que el sitio de Namuncurá no era estratégico, consiguieron de la provincia un terreno junto al complejo de viviendas del IPPV de Otto Goedecke y La Paz, donde nuevamente levantaron un cuartel con sus propias manos y materiales donados, sobre una dependencia del Instituto de Viviendas, que se mudó a otro lugar.

[caption id="attachment_11607" align="alignleft" width="300"]Estuvieron en Goedecke y La Paz hasta que los sacaron para instalar la Comisaría 28. Estuvieron en Goedecke y La Paz hasta que los sacaron para instalar la Comisaría 28.[/caption]

En 2005 llegaron los primeros contratos formales, que pese a ser muy bajos fue un aliciente para mitigar la incertidumbre de todos los años de los brigadistas.

En 2010, cuando ocurrieron los crímenes de Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas a manos de policías, y una multitud de jóvenes destruyó la Comisaría 28, el ex gobernador Miguel Saiz sacó de urgencia al Splif de ese emplazamiento para alojar en el edificio a la unidad policial atacada.

Entonces sobrevino otra mudanza, a Rivadavia al 1.000 (y Chubut), en una vivienda alquilada como nueva sede provisoria.

Tampoco allí estuvieron mucho y en busca de un mejor lugar estratégico para el ataque al fuego, más que nada intencional, cuyos focos ocurren mayormente hacia el sur y este de Bariloche, se instalaron junto a la sede de la Delegación de Bosques y el Servicio Forestal Andino en Pasaje Gutiérrez.

“Estábamos apretados en una oficinita donde funcionaba todo, desde las comunicaciones hasta las reuniones de planificación y los depósitos”, recordó Molina.

En 2015, con la estabilidad y el fuerte reequipamiento que fue adquiriendo el Splif, que fue adoptado como un organismo del Estado, con funciones y escalafón propio, sin depender de ningún organismo, y con una ley moderna y adecuada, la provincia alquiló un complejo edilicio en Cacique Purrán 46/57, en el barrio El Frutillar, donde lograron organizar por primera vez en su historia un cuartel de verdad y en una ubicación adecuada.

Esa fue la última escala antes de la flamante Central, en el camino al cerro Catedral, donde antes funcionaba la Piscicultura, con todos los espacios, equipamiento y móviles necesarios, además de un helipuerto y un tanque australiano para cargar autobombas con agua.

Patricia Montenegro, indiscutida jefa del Splif Bariloche, explicó que el cuerpo completará la mudanza al nuevo edificio pero intentará conservar como Subcentral el edificio de El Frutillar, en función de su ubicación ideal para un primer ataque a los incendios que ocurren en el sur y el este de Bariloche. (Económicas Bariloche - Fotos Roberto Molina)

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